sábado, 8 de enero de 2011

Seis lecturas del 2010

Iniciamos con esta nota una serie de publicaciones que reseñarán lecturas que nos iluminaron a lo largo del 2010. Cabe aclarar que son lecturas realizadas por los integrantes de este blog y que, no necesariamente, corresponden a libros editados en el 2010.


En nadar -dos-pájaros  ·  Flann O´Brien. Editorial Nórdica / España
“He enumerado muchos laberintos verbales: ninguno tan complejo como la novísima obra de Flann O´Brien: At Swin-Two-Birds (…) At Swim-Two-Birds no solo es un laberinto: es una discusión de las muchas maneras de concebir la novela irlandesa y un repertorio de ejercicios en verso y prosa que ilustran o parodian todos los estilos de Irlanda. La influencia magistral de Joyce (arquitecto de laberintos, también; Proteo literario, también) es innegable, pero no abrumadora, en este libro múltiple”. Jorge Luis Borges, revista El hogar, 2 de junio de 1939.
Amen.


Cuando Alice se subió a la mesa  ·  Jonathan Lethem. Editorial Mondadori / España
Novela de campus y comedia romántica. Un triangulo amoroso entre una joven física, su novio antropólogo y una anomalía espacial denominada ausencia. Lo de siempre y lo más interesante en Lethem: el cruce de géneros, su deformación y la excusa perfecta para terminar hablando de otra cosa, en este caso, del amor, sus complejidades y desengaños. En definitiva, con ese camuflaje de zonas en apariencia infranqueables, se reviste la buena literatura.


El halcón peregrino  ·  Glenway Wescott. Editorial Lumen / España
Novela de cámara y perfecta escena de teatro para aquellos a los que no nos gusta el teatro. Siete personajes y un halcón como símbolo y pequeña potencia metafórica. Todo transcurre una tarde de verano. Y entre tantos detalles luminosos, emergen los conflictos de un matrimonio rico y en apariencia tranquilo y consolidado, la peligrosa costumbre aristocrática del alcohol, la siempre ambigua y desconfiada relación entre los europeos de principios de siglo XX y los emigrados americanos, y el delicado desinterés y sometimiento que las clases dominantes infringen a su querida “servidumbre”. Un maravilla.


2666  ·  Roberto Bolaño. Editorial Anagrama
Un libro abismal. Las marcas referenciales de la obra de Bolaño, se reflejan aquí de manera inevitablemente agigantada. El asesinato en serie, la pasión literaria, la figura del escritor (aquí se le suma las distintas operaciones por parte de los críticos para lograr la circulación y consagración de una obra semisecreta), las vanguardias poéticas, la fuga hacia delante y siempre en busca de un tótem literario y esos personajes un poco descentrados, porque su centro vital se encuentra en otro tiempo, atrás, en un mundo extinto y utópico. ¿Cual es ese mundo? Lo antedicho: la escritura y el discurso literario, los ecos fantasmales de la revolución y la lejana juventud que tozudamente la proclama.


El fondo del cielo  ·  Rodrigo Fresán. Editorial Mondadori
Algunos consideran que la función de la literatura consiste en darle sentido y formas reconocibles al caos del mundo. El fondo del cielo atenta contra esa premisa. Sus distintos narradores, -voces confesionales y extraviadas-, nos muestran fragmentos personales de un futuro que ya pasó. Una reflexión sobre la memoria, un tratado personal y caprichoso sobre la ciencia ficción, una historia de amor, una forma de concebir la novela, un camino referencial y de doble mano hacia una de las obras más originales, personales e incomodas de la literatura argentina. Todo eso es el fondo del cielo. Una novela “Caótica”.


Blanco Nocturno  ·  Ricardo Piglia. Editorial Anagrama
Un policial tramposo que va construyendo una saga familiar y la épica de una derrota personal. Piglia declaró que quería escribir una novela de personajes. A partir de ellos y de un proyecto demencial se estructura el relato. Difícil escaparle a la pesquisa literaria. Desentrañar entonces el entramado de citas y referencias. Borges, por supuesto, paro también Onetti y Los adioses, ahí donde el chisme construye relatos paralelos, esos mismos relatos que se agrandan, que circulan y se trafican en el bar del pueblo, universo habitado por el elegante fantasma de Miguel Briante.


Diego Zappa