jueves, 22 de abril de 2010

Sebald

Estoy leyendo a Sebald

Qué encuentro en Sebald:

- Una prosa nostálgica y poética donde la experiencia y el movimiento –temas centrales en la obra de Sebald- se transmiten a través del uso acumulativo del detalle. Un río de aguas caudalosas. Los párrafos se extienden en oraciones acumulativas y por momentos la cadencia presenta un estilo deliberadamente anacrónico, - no es casual que Sebald solo leyese a autores muertos- sobre todo si tenemos en cuenta la prosa plana, uniforme y tan funcional a la narración de mucho de lo que hoy se escribe. Resulta entonces, una lectura lenta y por supuesto, más atenta y reflexiva. Contra lo que esto presupone el flujo narrativo es demoledor.

- Una literatura mestiza. En sus libros se entrecruzan el narrador de historias mínimas –en Sebald, el concepto de personaje funciona como elemento necesario para la recuperación de la memoria intima- el ensayista, y el viajero que recupera el movimiento y su experiencia a través de la memoria y la escritura. Es en este y en el mejor sentido, un escritor nostálgico. La memoria es el gran tema de Sebald.


Acabo de terminar Vértigo, tres presencias que delimitan un territorio literario compartido invaden el texto: Sthendal, Walser y Kafka.

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