lunes, 19 de marzo de 2012

El sistema Bolaño I (Amuleto)

Siempre que frecuento la obra de Bolaño siento una sensación de continuidad, de estar metido en un universo con señales y coordenadas que se repiten. Un libro de Bolaño es otro eslabón en una cadena interrumpida por la muerte de su autor, aunque en más de un sentido, 2666 pueda ser entendido como un acelerado acto de clausura. Eso pensaba leyendo Amuleto y eso pensé leyendo una reseña a un libro del también fallecido Mario Lebrero firmada por Mauro Libertella. Esclarecedor el concepto e Inmejorable su exposición. Dice Libertella: Los grandes escritores construyen sistemas, y a partir de cierto punto cualquiera de sus textos pueden entrar en sintonía, y discutir, y chocar, y completar el mapa de su obra. Una vez que un escritor erigió un sistema, a partir de entonces todo lo que escriba entrara en él. En el siglo XXI, y en Latinoamérica, Roberto Bolaño jugó ese juego (…). Así pues, en el sistema Bolaño, Amuleto órbita alrededor del centro que ahora establecen 2666 y Los detectives salvajes.

Amuleto es la versión extendida de un relato interno de Los detectives salvajes, el monologo confesional de Auxilio Lacouture, una de las tantas y distintas voces narrativas que cimentan la estructura coral de esa novela. Cuenta Auxilio Lacouture, con tono reminiscente y temporalmente deshilvanado, maternal y de a ratos alucinado, su experiencia encerrada en el baño de la UNAM en el aciago año de 1968, año en que el ejército mexicano violó la autonomía universitaria y llevó a cabo en la Plaza de las Tres Culturas, la masacre de Tlatelolco, donde se estima, murieron más de trescientos jóvenes.

Y esto se lee en el capítulo cuatro de la segunda parte de Los detectives salvajes. “Yo por el día vivía en la facultad, como una hormiguita o más propiamente como una cigarra, de una lado para otro, de un cubículo a otro cubículo, al tanto de todos los chismes, de todas las infidelidades y divorcios, de todos los planes y proyectos, y por las noches me expandía, me convertía en un murciélago, dejaba la facultad y vagaba por el DF” De esa expansión, de ese vagar nocturno por la ciudad y por el centro de la nueva poesía mexicana junto a sus jóvenes hermosos e idealistas que creen que la lucha revolucionaria y la poesía agrietaran el centro mismo de un sistema injusto y desigual nos habla este relato que por momentos desencadena en un enorme poder onírico y visionario. Amuleto representa, si se quiere, el eslabón más político del sistema Bolaño. Y lo de antes, aquí otra vez los temas centrales de una obra descomunal. ¿Cuales son esos temas? Los crímenes colectivos y los asesinatos en serie, la figura del escritor siempre en fuga y desterrado y metáfora (in)consciente del desarraigo continental, las vanguardias estéticas latinoamericanas, la poesía como fondo abismal -cuya representación bien puede ser el fondo del florero del poeta español Pedro Garfias, como la boca oscura y desdentada de la propia Auxilio Lacouture- al que irremediablemente el poeta debe asomarse y la relación controversial entre las distintas formas de la representación literaria y la violencia política. Y como siempre pasa en los libros de Bolaño, todo está escrito con una prosa tan bella y vital que dé a ratos hace que olvidemos la novela y acerquemos el oído al texto y nos quedemos muy quietos, escuchando en un silencio asombrado, el delicioso sonido de su respiración.



Diego Zappa

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