(...) Además de ser un conducto hacia el rock para cierta sensibilidad de escuela de arte británica de los sesenta, Eno fue también una figura clave en la emergencia de un abordaje "pictórico" de la grabación. Junto con Robert Wyatt y Pink Floyd, estaba en la vanguardia de la exploración de las posibilidades espaciales y texturales abiertas por el estudio de grabación. En sus intervenciones y escritos se abre paso un consistente impulso para traducir el sonido al registro visual, ya sea hablado de la cinta como de un lienzo sobre el cual uno puede pintar una capa de sonido sobre otra, ya sea refiriéndose a su producción para grupos como U2 en términos de "paisajes donde las canciones acontecen". La esencia de la producción de la grabación consistía para Eno en la retirada del tiempo real: en lugar de grabar un evento musical, se construye un pseudoevento fantasmagórico que bien podría no haber sucedido nunca como actuación real en un momento específico. Los efectos y los tratamientos sonoros abrían una fantástica paleta de timbres; el emplazamiento en estéreo, el paneo y la cámara recreaban en audio el equivalente de la perspectiva y habilitaban todo tipo de espacialidades ficcionales a la manera de Escher; el método cortar y pegar y los loops de cintas lograron efectos a mitad de camino entre el collage y el viaje en el tiempo".
Ono, Eno, Arto: no-músicos y la emergencia del "Rock Conceptual". (fragmento), en Después del Rock.
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