viernes, 12 de marzo de 2010

Sobre las colecciones literarias

A propósito de las publicaciones reunidas bajo el rótulo Los 40 de Anagrama y de la "nueva primavera literaria" que tal acontecimiento generó en mis lecturas diagonales, creo pertinente destacar el papel que las colecciones tienen en la divulgación literaria cuando uno, de forma mas o menos obediente, se rinde a los caprichos y tiempos del editor o de la editorial respectiva.
Esto de volver a viajar en tren, sumado a la comodidad física de la edición, me está permitiendo conocer a algunos autores impresionantes. Acabo de leer a una tal Colette en una nouvelle llamada Duo que me partió la cabeza. En la misma se refleja, magistral y escalofriantemente, las consecuencias que genera en un matrimonio una infidelidad descubierta.
Y lo señalo pues he vivido algo parecido con la reedición de la colección El Séptimo Círculo, en los números dirigidos por Bioy y Bórges. Me adentré en una temática, la policial, y en algunos autores que, seguramente, de otra forma jamás me hubieran llegado.
Recuerdo que "el ciego" se refería con gran afecto a una colección de grandes obras de la literatura que, a precios económicos, publicaba el diario La Nación a principios del siglo XX (La Divina Comedia, Facundo, El Quijote, Fausto). Imagínense seguir quincenalmente la lectura de estos monstruos...
Incluso una colección para niños y jóvenes, la mítica e irrepetible Robin Hood, la de tapas amarillas, tan denostada por los escritores-modernos-a-los-que-nadie-entiende-en-su-onanismo-lingüistico, fue fuente de placer literario y de divertimento para muchas generaciones, con autores como Salgari, Stevenson, Mark Twain, etc.
Cuidado, esta reivindicación de las colecciones no implica suscribir a la idea del lector-esclavo, que debe leer todo lo que se publica en la misma, si o si. Cuando un libro no atrapa, cuando no es el momento de uno para ese libro, bueno es dejarlo (en el orden correspondiente y en el anaquel elegido) y esperar... en quince días la colección nos da una nueva oportunidad.
Alejandro.

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