lunes, 12 de septiembre de 2011

Pobreza

Robert Walser

Uno es pobre cuando va a la escuela con un saco harapiento. ¿Quién podría desmentirlo? En nuestra clase tenemos a varios niños pobres. Llevan ropas deshechas, tienen frío en las manos, caras poco bonitas, sucias, y costumbres poco limpias. El maestro los trata con más rudeza que a nosotros y tiene razón. Un maestro sabe lo que hace. Yo no quiero ser pobre, me moriría de vergüenza. ¿Por qué la pobreza es una deshonra semejante? No lo sé. Mis padres son pudientes. Papá tiene coche y caballos. Si fuera pobre no podría tenerlos. Veo a menudo en la calle mujeres pobres y andrajosas, y me dan pena. Los hombres pobres, por el contrario, me despiertan una cierta indignación. Pobreza y suciedad le quedan mal a los hombres, y no siento ninguna compasión por un hombre pobre. Por las mujeres pobres tengo una especie de preferencia. Pueden pedir con tanta belleza una limosna. Los hombres que mendigan son feos y bochornosos, y por ende excecrables. No hay nada más espantoso que mendigar. Todo modo de mendicidad evidencia un carácter poco consistente, falto de orgulllo, e inclusive de poca confianza. Preferiría morir al instante a abrir la boca para un ruego indecoroso. Hay un ruego que es por sobre todo bello y altivo: disculparse con alguien al que se ama y se ha ofendido. Por ejemplo: la madre. Responsabilizarse de su error y enmendarlo con una actitud humilde no es despreciable ni mucho menos, sino necesario. Mendigar pan o ayuda está mal. ¿Por qué tiene que existir gente pobre, que no tiene nada que comer? Me parece indigno de una persona pedirle a su prójimo alimento o vestimenta. Tener que sufrir miseria es a la par horroroso y despreciable. El maestro se sonríe de mis composiciones  y cuando lea ésta se sonreirá el doble. Qué cosa! ¿Ser pobre? ¿Quiere decir no tener ningún bien? Sí, y los bienes son necesarios para la vida, como respirar para saltar. Quien queda sin aliento cae en la calle y hay que socorrerlo! Ojalá nunca tengan que socorrerme! He leído en los libros que la pobreza tiene un bien, hace caritativa la mente de los ricos. Pero yo digo, pues tengo también mi propia voz: sólo la hace dura y cruel. Pues la conciencia, en el corazón de los ricos, de ver sufrir a otras personas y saber que tiene el poder de mejorar su situación, los hace arrogantes. Mi padre es dulce y de buen corazón, justo y alegre, pero con la gente pobre es duro y áspero, y todo menos caritativo. Les grita, y se nota que lo enojan y fastidian. Habla de ellos con asco y con una mezcla de odio. No, la pobreza no trae consigo nada bueno. La pobreza hace a la mayoría de las personas sombría y descortés. Por esa razón no quiero a los muchachos pobres de nuestra clase, porque siento que miran con envidia  mi linda ropa y con regocijada malicia mis fracasos en el aula. Nunca podrán llegar a ser mis amigos. No siento nada por ellos, porque me dan lástima. No los aprecio, porque me miran con hostilidad sin causa alguna. Y si tiene una causa...lamentablemente ya terminíó la clase.

Las composiciones de Fritz Kocher

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