sábado, 30 de abril de 2011

Cultura sin olor a sudor

Boris Groys

(...) ¿qué es la libertad? Es ante todo tiempo libre, es decir, no trabajar: libertad por oposición a trabajo. Y entonces me pregunto, como se han preguntado tanto otros: "Es posible crear cultura sin trabajo?". Creo  que ésa es la pregunta decisiva, pues se vive en una disyuntiva. Por una parte se piensa que cuando uno tiene que ver con la cultura, está por encima de cosas tales como ganarse la vida, y como el dinero y el trabajo. Uno se siente un elegido, se siente distinto de las masas, que sólo trabajan para ganar dinero. Y el museo ofrece una posibilidad de producir arte realmente más allá del trabajo: mediante una decisión pura, subjetiva, de otorgar a determinadas cosas inmortalidad o, al menos, una larga duración. Si los museos sucumbieran, se perdería esa posibilidad. Entonces tendremos que trabajar aun más, y hace mucho que trabajamos demasiado.

¿Nosotros los intelectuales?

¿Por qué intelectual? Ya no me siento un intelectual. Me siento como un trabajador del siglo XIX, porque lo que realmente hago es escribir, teclear. Produzco letras, hora tras hora, lo que sin duda no es ningún trabajo intelectual, sino un trabajo puramente manual, amorfo, agotador. Estas letras luego son reunidas, publicadas, reproducidas: es un sistema de explotación, como el que experimentaba todo trabajador en el siglo XIX y mucho antes también. Todo el sistema del libro, todo el sistema de la escritura, está organizado de manera que uno produce un texto con sus propias manos, que luego una editorial, es decir, una empresa, reproduce y vende. Si me comparo con las demás personas de mi civilización, me siento como un zapatero del siglo XIX, como un artesano: soy un artesano de la escritura. Entonces, cuando uno escribe sobre soberanía, sobre deseo, guerra, violencia, explosión y autenticidad, está haciendo al mismo tiempo algo que hace todo artesano normal. Como escritor uno se encuentra en la situación de un trabajador y no en la de un soberano y, por cierto, en el estadio más bajo del desarrollo industrial.

Es difícil imaginar una discrepancia mayor.

Justamente. Esta es hoy la situación de la cultura. Todas estas personas que trabajan en la industria cultural, en los medios, trabajan como endemoniados. Y cuando se trabaja tanto, eso no tiene nada que ver con la cultura. También en los medios de masas se puede producir arte, pero de este arte emana un olor a sudor. Lo que queremos, por el contrario, es cultura sin olor a sudor.
Cuando se mira retrospectivamente, tal vez haya habido dos o tres épocas sin olor a sudor. Pensemos en la Atenas de los siglos V y VI a.C.: Diógenes podía sentarse en un barril, y esto era ya un gesto filosófico. O podía deambular por el mercado a plena luz del día con un farol. Eso era suficiente; no era necesario que escribiera nada. La segunda variante conocida históricamente de un arte de performance tal la logró San Francisco de Asís, y por último llegaron justamente Duchamp y el arte de performance de los años sesenta. En Europa tuvimos, entonces, más o menos tres lugares en tres momentos diferentes en los que se podía producir un gesto cultural sin  olor a sudor, sin trabajar. Uno se sentaba en un barril, se sacaba la ropa, o exhibía un urinoir, y eso era todo. Si olvidamos ahora la incómoda pregunta acerca de si eso es arte o filosofía  o qué es en realidad, y nos preguntamos si podemos ser libres en este simple sentido, la respuesta es muy desencantadora. La respuesta es "a veces"; esto es, tres o cuatro veces en cuatro mil años, el resto del tiempo no.

en Política de la inmortalidad.
Katz Editores, Buenos Aires, 2008.

domingo, 24 de abril de 2011

Miles Davis

La banda de sonido de  "Ascensor para el cadalso" (1957) anticipa de alguna manera una nueva dirección en la música de Miles Davis que culminaría dos años después con esa joya del jazz que es "Kind of Blue". Davis la improvisó en una noche de diciembre mirando tomas del film y discutiendo con su director Louis Malle. Y si bien, como señalaron varios críticos, el resultado no es una obra acabada- a quien esto escribe poco le importa-  sus bellas y potentes esquirlas percibieron-como pocas músicas - la esencia nocturna y melancólica de una ciudad.
Volvemos al disco y experimentamos, otra vez, un extraño goce intelectual y físico. Como en los mejores cuentos de Borges.

lunes, 18 de abril de 2011

Here comes the flood

Peter Gabriel- Robert Fripp. Exposure (1979)

domingo, 10 de abril de 2011

El mundo

Augusto Monterroso

Dios todavía no ha creado el mundo; sólo está imaginándolo, como entre sueños. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso.

en Movimiento perpetuo, Anagrama, 1990.

miércoles, 6 de abril de 2011

Devoción

Alejandra Pizarnik

Debajo de un árbol, frente a la casa, veíase una mesa y sentadas a ella, la muerte y la niña tomaban el té. Una muñeca estaba sentada entre ellas, indeciblemente hermosa, y la muerte y la niña la miraban más que al crepúsculo, a la vez que hablaban por encima de ella.
-Toma un poco de vino -dijo la muerte.
La niña dirigió una mirada a su alrededor, sin ver, sobre la mesa, otra cosa que té.
-No veo que haya vino-dijo.
-Es que no hay-contestó la muerte-
¿Y por qué me dijo usted que había?-dijo.
-Nunca dijo que  hubiera sino que tomes-dijo la muerte.
-Pues entonces ha cometido usted una incorrección al ofrecérmelo-respondió la niña muy enojada-
-Soy huérfana. Nadie se ocupó de darme una educación esmerada-se disculpó la muerte.
La muñeca abrió los ojos.

en Pequeñas prosas (1967)

sábado, 2 de abril de 2011